Como es conocido por muchos, el atentado a las Torres Gemelas, ocasionado el 11 de septiembre de 2001, en el World Trade Center (WTC) de New York, marcó un antes y un después para esta ciudad, para los Estados Unidos y para el mundo entero.
A un día de cumplirse el vigésimo aniversario, queremos contarle acerca de lo que sucedió y de lo que aún representa el 11-S o el 9/11, como se le llama y conoce en inglés.
Las Torres Gemelas empezaron a construirse en agosto de 1966 y 7 años después fueron inauguradas, exactamente, el 4 de abril de 1973. Cada una tenía 110 pisos: la torre norte medía 417 metros y la torre sur 415 metros de altura.
Estas obras tenían como finalidad renovar el área urbana del Bajo Manhattan y acoger el sector financiero estadounidense. Por ello, hasta el 2001 fueron los edificios más altos del mundo, ocupando el puesto número 1 en el ranking mundial de rascacielos.
En horas de la mañana del martes 11 de septiembre, dos aviones comerciales, secuestrados por integrantes del grupo Al Qaeda, chocaron contra ambos edificios del WTC. El primero, con 92 personas a bordo, estrelló la torre norte y el segundo, con 65 personas a bordo, impactó la torre sur. Minutos más tarde, ambas se derrumbaron, siendo la torre norte la última en caer.
Asimismo, otros dos aviones secuestrados ese día también se estrellaron, uno en el Pentágono y otro en un campo abierto del estado de Pensilvania, cuyo destino era el Capitolio en Washington D.C.
Estas estructuras contaban con todos los protocolos de seguridad, es decir, tenían sistemas de rociadores automáticos, sistemas de alarma para detección de humo de alta tecnología y excelentes vías de evacuación, tal y como lo establecía en su momento el Código de Seguridad Humana NFPA 101.
Adicional, el techo de ambas edificaciones estaba formado por vigas de acero recubiertas con elementos de cerámica, las cuales se creían que podían resistir alrededor de 3 horas contra un incendio.
Vale la pena mencionar que, al momento del choque, ninguna de las torres se desplomó instantáneamente, debido a que las estructuras cumplían con las normas de diseño, lo que permitió que mucha gente pudiera evacuar a tiempo y salvar su vida. Sin embargo, uno de los factores trascendentales del incendio, al momento del impacto, se produjo por el combustible que llevaban estas aeronaves, el cual generó una explosión de más de 800 °C de temperatura que terminó afectando la resistencia de las vigas y columnas de las torres, causando así, el colapso de las edificaciones.
Este lamentable hecho dejó alrededor de 6.000 heridos y 2.753 fallecidos, entre ellos: civiles, bomberos, policías, autoridades portuarias y otros grupos de rescate, y millones de dólares en pérdidas.
343 miembros del cuerpo de bomberos de la ciudad de New York llegaron al lugar de los hechos a prestar y brindar toda su ayuda en el momento en que se desplomaron las torres.
Uno de los bomberos que falleció ese día fue Michael Haub, profesional y capitán del Departamento de Bomberos de Roslyn Highlands, con más de 13 años de experiencia en la lucha contra incendios. Haub se encontraba finalizando su turno cuando recibió el comunicado sobre los ataques; él acudió al llamado en la torre sur del WTC, donde, momentos más tarde, murió realizando su labor.
Sus restos fueron hallados e identificados por un médico forense en el 2019, 18 años después del atentado. Posteriormente, el Departamento de Bomberos de la gran manzana le rindió un sentido homenaje al que asistieron sus familiares.
Como dato curioso, Haub participó en las labores de rescate del avión de Avianca que se accidentó en 1990 mientras cubría la ruta Bogotá – Nueva York.
Historias como la de Haub, hay muchas… héroes que quedarán por siempre en la memoria e historia gracias a su entrega, dedicación, compromiso y coraje.
Cabe resaltar que, además de los 343 bomberos que murieron el 9/11, 200 más del Departamento de Bomberos de Nueva York (FDNY en inglés) han fallecido a lo largo de todos estos años -posteriores a este suceso- a causa de enfermedades respiratorias, oncológicas y hepáticas generadas por el polvo y el humo que cubrió la zona y las calles del WTC, pues, según un estudio realizado por el Enviroment Health Perspectives, se demostró que la mezcla de cemento en polvo contenía altos niveles de toxicidad por su alcalinidad.
Por otro lado, según un artículo publicado por el Occupational & Enviroment Medicine, otro de los efectos que sufrió el personal que participó en los rescates de ese día, fueron las grandes secuelas físicas y psicológicas que desencadenaron alteraciones secundarias en su salud mental: estrés postraumático, depresión e incluso consumo de alcohol.
En Prodeseg S.A., exaltamos y valoramos la gran labor que realizan los bomberos en todo el mundo. Asimismo, día a día, nos comprometemos en ofrecer sistemas contraincendios de la más alta calidad para que, en caso de una catástrofe, se puedan proteger y salvaguardar las vidas de civiles y de aquellas personas que prestan sus servicios o están al cuidado de los demás.
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